La microbiota intestinal es esencial para la digestión, la síntesis de vitaminas y afecta al sistema inmune, el metabolismo y el cerebro.
El equilibrio, llamado EUBIOSIS, es crucial para que la salud física y mental; mientras que un desequilibrio, DISBIOSIS, se asocia con diversas patologías.
Factores como la alimentación, el ejercicio, fármacos y hábitos influyen en la microbiota.
5 consejos para cuidar tu microbiota:
A) MEJORAR LA ALIMENTACIÓN.
- Realizar una planificación semanal de comidas basadas en el MÉTODO DEL PLATO para asegurar un equilibrio adecuado de nutrientes.
- Priorizar alimentos reales y evitar tentaciones de picoteo y ultraprocesados durante las compras.
- Incluir alimentos prebióticos y fermentados, como pimientos rojos, brócoli, ajo, cebolla, huevos, carnes magras, pescados, legumbres, patatas, arroz, salmón, aguacate, nueces y aceite de oliva.
B) INCORPORAR EL EJERCICIO FÍSICO.
- Iniciar una rutina de ejercicio de dos a tres días a la semana, adaptada a la condición física y punto de partida individual.
- Recomendar ejercicio de fuerza, como levantamiento de pesas o usar el propio peso corporal.
- Enfatizar la importancia de la actividad física para mantener una microbiota diversa y combatir el sedentarismo.
C) GESTIONAR LAS EMOCIONES Y EL ESTRÉS.
- Reconocer la conexión intestino cerebro a través de la producción de neurotransmisores.
- Practicar ejercicios de respiración, meditación o buscar ayuda profesional para gestionar el estrés.
- Entender que el estrés crónico puede afectar negativamente a la microbiota y promover la inflamación.
D) PRIORIZAR UN DESCANSO ÓPTIMO.
- Según los ritmos circadianos, adaptando el sueño a patrones regulares y evitando el uso de pantallas antes de dormir.
- Reconocer la importancia del sueño en la renovación del mucus intestinal y la limpieza del tracto intestinal.
- Considerar la influencia positiva del ejercicio físico en la calidad del sueño.
E) TOMAR LAS RIENDAS DE LA SALUD.
- Fomentar el autoconocimiento adquiriendo conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo.
- Ser responsable al tomar decisiones informadas sobre la salud, eligiendo profesionales adecuados y evitando el autodiagnóstico y automedicación.
- Reconocer que mejorar la microbiota implica cambios en el estilo de vida, y que la salud y los buenos hábitos requieren esfuerzo y responsabilidad personal.